Ciudades de refugio: un enfoque urbano para el desafío del desplazamiento forzado
Published On: 2 de February de 2018 :: 2:27 am

Ciudades de refugio: un enfoque urbano para el desafío del desplazamiento forzado

Ciudades de refugio: un enfoque urbano para el desafío del desplazamiento forzado

Cities of Refuge
Foto: Mohamed Azakir / Banco Mundial

El conflicto de Siria ha alcanzado el triste récord de convertirse en la mayor crisis de desplazamiento desde la Segunda Guerra Mundial, (i) ya que más de la mitad de la población existente antes de la guerra ha abandonado sus hogares (i) desde 2011, una estadística que da que pensar.
 
Para muchos de nosotros, la crisis siria evoca imágenes de familias de refugiados a las que se les impide el paso en las fronteras de Europa (i) y una proliferación de campamentos humanitarios. (i) Sin embargo, la mayoría de las personas que escapan de la violencia ha permanecido en ciudades del interior de Siria y en los países vecinos con la esperanza de encontrar seguridad y acceder a mejores servicios y empleos.
 
Este paso de los campamentos a ciudades y poblados tiene consideraciones de importancia en cuanto al modo de afrontar adecuadamente el desafío del desplazamiento forzado, y esto no se limita a Siria, sino que es una realidad en muchos países afectados por conflictos en Oriente Medio y otras regiones.

La crisis del desplazamiento forzado en Oriente Medio es también una crisis urbana.
 
A diferencia de casos anteriores, En todo Oriente Medio —especialmente en Siria, Iraq, Jordania y Líbano—, la llegada repentina de masas de personas ha redefinido la huella urbana en las ciudades, con una carga inmensa sobre la infraestructura local, los servicios, la vivienda y las oportunidades económicas.

Número total de refugiados en el mundo

La nueva cara del desplazamiento forzado:

  • La mayor parte de quienes se han visto desplazados vive fuera de los campamentos: se estima que, en comparación con el 60 % a nivel mundial y el 40 % que caracterizaba a la región unos pocos años atrás.
     
  • Se prevé que el desplazamiento forzado durará mucho tiempo: , lo que indica que habrá un impacto duradero en la huella urbana de toda la región.
     
  • Distribución desigual de los refugiados y las personas desplazadas internamente: si bien las grandes ciudades son las más afectadas en valores absolutos, el impacto es más visible en las ciudades secundarias y los poblados cercanos a las fronteras de los países afectados por conflictos.
     
  • Las personas desplazadas por conflictos tienden a quedarse cerca de su residencia anterior: por cada refugiado desplazado en la región de Oriente Medio y Norte de África, hay casi cinco personas desplazadas internamente.

Cuando los desplazados ya no viven en campamentos de zonas aisladas sino que se integran a las poblaciones urbanas existentes, los programas tradicionales en que se distingue a las personas por su situación de desplazado internamente o refugiado no bastan. En un tejido social y urbano en constante evolución, donde la ubicación y las necesidades de las comunidades desplazadas y de acogida son cada vez más difíciles de diferenciar, se vuelven más importantes las políticas basadas en las condiciones del lugar.

Aprender a responder al desplazamiento forzado en entornos más urbanos.
 
El equipo del Banco Mundial encargado de las cuestiones urbanas y sociales en la región de Oriente Medio y Norte de África ha comenzado a abordar estos temas en una nota sobre políticas titulada Ciudades de refugio en Oriente Medio: un enfoque urbano para el desafío del desplazamiento forzado. (i) En esta nota se aclara la cuestión del desplazamiento forzado desde la perspectiva de las ciudades y los poblados receptores, y se presenta un marco básico para pensar y tratar estos temas:

Trabajar con las personas desplazadas por la fuerza y las comunidades de acogida mediante enfoques locales integrados: la asistencia dirigida a los desplazados debe complementarse con enfoques de desarrollo basados en las condiciones del lugar que partan de las estructuras de gobierno nacionales y locales y los mecanismos de prestación de servicios existentes para cubrir mejor las necesidades de todos los residentes.

Combinar la respuesta humanitaria con las prácticas de desarrollo desde el comienzo: en la mayor parte de los contextos, el tratamiento del desplazamiento forzado en zonas urbanas suele comenzar con una respuesta humanitaria de emergencia y continuar con una intervención sostenida que promueva el desarrollo a largo plazo; sin embargo, en vez de seguir este orden, los actores de los ámbitos humanitario y de desarrollo deben participar en esfuerzos complementarios para lograr un mayor impacto durante todo el tiempo que dure el desplazamiento forzado (véase el gráfico).

Las intervenciones que conjugan acciones humanitarias y de desarrollo varían según los tipos de ciudades: las respuestas de política deberán adaptarse a las características de las ciudades receptoras (dependiendo del tamaño, la magnitud del desplazamiento, la infraestructura y los servicios existentes, y la capacidad financiera y administrativa); se aplicará un enfoque más humanitario en las ciudades sometidas a un alto grado de violencia y destrucción, y se hará más hincapié en el desarrollo en las ciudades con mayor capacidad, que reciben a una cantidad relativamente pequeña de refugiados.

Aprender de las soluciones de desarrollo urbano existentes: aunque abordar el desplazamiento forzado en las ciudades es un desafío relativamente nuevo, las respuestas pueden basarse en enfoques de desarrollo urbano que ya han dado resultados, desde el mejoramiento de zonas urbanas y el desarrollo impulsado por la comunidad hasta la gestión del riesgo de desastres. Estas respuestas deben adaptarse al contexto político extremadamente sensible en el que se producen las crisis de refugiados y de personas desplazadas internamente.

Acciones humanitarias

Por último, Ciudades de refugio (i) es un llamado a la acción. En el informe se propone una serie de políticas concretas para gestionar el desplazamiento forzado con un enfoque urbano. Esto implica reformular el diálogo de políticas en torno al desplazamiento en zonas urbanas, llevando la atención más allá de las personas desplazadas y promoviendo el bienestar de todos los residentes, independientemente de su origen.
 
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